Tus manos
cuál alas de jilguero,
deambulan por el espacio de mi cuerpo,
que languidece en tu perfume etéreo,
y se desmayan tan solo en el recuerdo.
Tus ojos
cual luceros desprendidos
centellean en el cielo,
iluminando mis pupilas,
y absorto me quedo;
tan solo de ver... como me miras.
Tus labios
cual pétalos heridos,
desprenden el néctar en tus besos,
extasiado me quedo así prendido,
y en tus brazos casi dormido
yo alcanzo.... el cielo.
Tu boca
cual cueva diamantina
esconde el secreto en tu aliento,
que me embriago sediento
de ese néctar,
que destilas en el rico sabor
que hay en tus besos.
Y así
en el mar inmenso de tu cuerpo,
me adormece el vaivén
que hay en tu olas,
que tienes en tus pechos...
un remanso
para mi; estando a solas.
copy@rigth verano 23 2009