Ana Maria Delgado
GUIANDOSE POR EL OLOR DE LOS FRUTOS MADUROS
Al extremo del territorio,surcando con orgullo,el abandonado camino,pisando con sus pequeños pieshojas secas, raíces, piedras,maleza llena de hostiles espinas,embarrándose de lodo oscuro,empapándosecon agua estancada en hondos huecos,sintiendo en su cuerpo y en su rostro,el silencioso, pero impetuoso soplar del gelido viento,escribiendo, para siempre,en su mente y en su corazón momentosplagados de sosiego,armonizando su ser y estar,ante el olor puro del bosque,de la hierba, de las silvestres flores,volviéndose su mirar apasionado,al no encontrar colores artificiales,ni gestos solapados, ni prohibiciones,ni horarios, ni riñas, ni amenazas, ni cerraduras….. Siente que es libre,libre para morir,para enterrar sus fracasos,las acusaciones falsas,las malas intensiones, las incertidumbres castrantes,el temor....y renacer ….renovarse, revitalizarse,para demostrar y vivir sus verdades, su justicia,para cortar, cuando así quisiere,el silencio con su voz,para vivir sus sueños,para despertar,para reír hasta llorar,para sacudirse y dejar de temblar,para saludar a su sombray bailar miles de veces con ella,para dejar que la lluvia caiga y humedezca su vidaanhelando que broten plantas sanasque crezcan fuertes,para que produzcan frutos apetecibles,para extraviarse y encontrarse a voluntad,para asumir con fortaleza y convicciónel propio compromisode beber el sorbo alegre y sustancioso,de la vida condimentada con esperanza. POR: ANA MARIA DELGADO P.