escritor1982

Hedor de carne quemada

 

Como mustia mañana de viudas lloronas /

de afectos rotos y dolientes ojos

respiro el dolor de la sangre abatida,

hedor a carne quemada;

las poéticas manos de mis aullidos

como hornos de barro recuerdan 

los gélidos vientos sureños y su torrente de caídos,

pues llevo en mí su olor:

feroces epidemias corriendo por mis venas

con su esencia de adiós sin despedida;

sombras de una guerra

donde todos los muertos son iguales,

igual su furia e igual su paz,

igual el deber y el silencio de su falta.

Con la indiferencia de la muerte 

por el héroe y el traidor /

por el odio y el amor,

el hedor de su carne quemada

es la misma para mí.