Voy cabalgando esta tarde
por los caminos del alma,
para encontrarme contigo
al final de la jornada.
Voy disfrutando el paisaje,
que dibujan tus palabras
con acuarelas sencillas,
como caricias pensadas,
que me llegan y me llenan…
de tanto y tanto esperarlas.
Y mi caballo bravío,
me va marcando la pauta,
con sus pasos bien marcados,
reteniendo galopadas,
que mis espuelas le piden
con insistencia grabada.
Aún queda tarde, lo sé,
hasta que en la hora fijada
nuestras voces se entrelacen
como ovillos de esperanzas,
hablando de nuestras cosas,
recortando las distancias,
para vivir tu cariño,
para sentirte abrazada.
¡Trota, caballo y galopa,
que se acaba la jornada!
Que las sombras no te frenen,
pues espera mi llamada.