Entre blondas y jazmines,
viene la novia sonrriente,
dulces canto de gorriones,
tu felicidad es excitante.
Descubren tu virginal rostro,
al sentirse desposada,
mostrando sus labios hermosos,
tierna y reposada.
En un sitio apartado,
lejos de toda la gente,
un corazón destrozado,
quizo venir a verte.
Quizo venir a verte,
a la hora de tu boda,
sin importar su sufrir,
de un amor que gime y llora.
Por: Manuel Palacios.