Amor de las miradas fue el nuestro
Una tras otra, sigilosas, sesgadas, directas
No me hablabas, ni falta que ello hacía,
Tu sonrisa era mía, tus ojos me pertenecían
Suspiro a suspiro me prendí a tus pupilas
Me las lleve a casa, en mi alcoba yo soñaba
Con robarte un beso, con decirte que te amaba
Una y mil veces me despedía, con tu vista me atrapabas
Disfrutabas la victoria, cuando en la mañana regresaba
Mis ojos en los tuyos, los tuyos en los míos
Una delicia, una tortura, de compartirlos moriría
Volar en su cielo, navegar en su océano,
Explorar profundidades, vivir íntimos placeres
Todo eso me daban, todo eso tenían
Me perseguirán por siempre, en silencio vigilantes
Guardianes feroces de los secretos de una reina