Viendo a un cielo azul rojizo
Que junta el albor de la noche
Con aquel momento preciso
En el que el día cesa su brote
Es aquel cielo rojo azulado
Que ve el final en el comienzo
Que en el día que se ha agotado
Ve nueva vida en su reverso
Los conceptos siempre cambiantes
Mostrando dos caras de la moneda
Es el cambio siempre incesante
Cuando el sol se va y la luna se queda
Las palomas cambian por cuervos
Mientras se siente el frío nocturno
Pues la luna alumbra pero no calienta
Tan diferente es, del astro diurno
Sublevadas sombras cobran vida
Pues en la noche la imaginación despierta
En la penumbra surge la fantasía
Y a las quimeras les abrimos la puerta
Vida diferente a la del azulado cielo
En donde no se acepta creer en la magia
Donde el ser se niega a emprender vuelo
Viendo a las aves con sentida nostalgia
Las nubes son negras y esconden secretos
Cuando en la noche, al firmamento, arropan
En la oscuridad yace el misterio perpetuo
La mente le va dando forma a las sombras
Pues el vacío dejado por la mañana
Usualmente es remplazado por miedo
Y aunque luz, de la luna, emana
Ya no se admira al umbroso cielo
Solo hay algunos que han comprendido
Que en la oscuridad ya no hay cadenas
Somos libres en el nocturno vacío
Pues en él no hay formas ni esquemas
Por ello al crepúsculo esperamos
Cuando de lógica no queremos nada
Viendo a ese cielo de rojo azulado
Sintiendo presencias de magos y hadas
Y cuando, por fin, en lóbrego ambiente
Se oye el susurro del final del día
El ser descansa, yaciendo inconsciente
Aceptando a la magia como su única guía
Cuando el firmamento de azul rojizo
Abre la puerta para los soñadores
Haciéndolos entrar a su paraíso
Llenando de alegría a sus corazones
A aquellos que sienten que en el día
La realidad limita su pensamiento
Mientras que en las horas más sombrías
A su verdadero ser hallan despierto
Deseoso momento en que las estrellas
Consumen su vida y se vuelven polvo
Cuando la esencia del ser se desvela
En cada noche que cerramos los ojos.
Andrés Ruiz H.