Una mujer de cabellos canos
mirando está la senda sin fin,
donde vio partir años atrás con gran dolor
un pedazo de su corazón.
Sus ojos hoy no derraman lágrimas
su tersa faz mustia luce ya,
un destino cruel le arrebató la hija que ayer
mil promesas falsas escuchó.
Vuelve ya, clama sin cesar
que te quiero acariciar,
mi nenita ven que tu madre
muere lentamente sin ti.
Todos ven este drama cruel
de una madre buena y fiel,
que de pena enloquecía
desgarrada por el dolor,
cuando vio partir ese día
aquel pedazo de su corazón.
En la ciudad, esa selva inhóspita,
una mujer casi niña aún,
en un hospital de caridad muriendo está
sus labios musitan, oh mamá.
Ven mamá no quiero morir
sin sentir tu fiel perdón...
ignorada yace sin vida
en un centro de caridad.
Oh Señor, cómo puede haber,
episodios como aquel,
hombres sin piedad, sin entrañas,
que provocan dramas así.
Sirva esta canción como toque al corazón,
y despierte conciencias hoy.
R. Gruger / 22-2-78