Te veo, te siento allí en la cima,
Una cumbre llena de muertos,
Parada dándome la espalda
Miras de reojo mi sitio,
Lleno de asesinatos de mis recuerdos,
Alrededor miles de cuerpos,
Pensamientos estrangulados antes que te tocasen,
Esta colina tiene un hedor repugnante,
Reflejos en la sangre,
Mientras te veo subir limpiamente,
Yo con una corbata tupida en sangre,
Tu cruel pasado me hace gritar impotente,
Quería salvarte pero es muy tarde,
Solo puedo acecinar estos pensamientos,
Sentimientos de un hombre arrogante,
¡Para darte un camino que no te produzca daño!
¿Cuántas mas memorias muertas quieres?,
Pues te vas sin mancha alguna,
Mientras yo aun destripo mi corazón casi inerte,
Tu compasión se hace escupa,
Tiralá sin decir que me amabas,
Porque tendría que matar de nuevo,
No quiero que me odies,
Pero si así me olvidas más rápido, ¡Hazlo!
Tu cuerpo es milagro que crea vida,
Protégelo para que nazca una nueva esperanza,
Un nuevo futuro sin cruces acuestas,
Sin recordar esta masacre,
Te daré la espalda,
Viene un tren lleno de perseguidores,
Es hora de sacar mi daga,
Matar hasta el último sentimiento,
No voltees, no quiero tu pena,
Puesto que son muchos y puede que pierda,
Pero no me detendré hasta que te vea a salvo,
Y Ahora sigue adelante, ¡Largo!,
De nuevo, sigo siendo el mismo sarcástico, y aunque subyugado por mi mente y sus pensamientos acusadores, te veré de nuevo, has lo correcto para que honréis mi nombre, este hombre que vive sintiéndose muerto.