Siempre he dicho,
que cuando me miras a los ojos
y me sonríes inocentemente…
¡Eres un Pícaro!
Pero hoy, no sé quién eres.
Transformaste mi vida,
le diste consuelo a mis penas.
¡Me ayudaste!, cuando más
mi vida lo necesitaba,
llegaste justamente cuando…
¡Soñaba contigo!
Te interesaste en mí,
dando palabras de consuelo.
Diciendo, que yo misma
puedo ser grande si perdono,
si comprendo. Que una persona
es pequeña, si se deja regir
por sus comportamientos vanos.
Tú, me has hecho enorme,
porque buscaste alternativas
para mi crecimiento, apoyas mis ideas,
aunque no son las mismas.
Sabes amor, comprendo
que una persona puede ser grande
o pequeña dentro de una relación,
pues esta puede crecer o disminuir,
porque una decepción pude tener
más valor, que el propio amor;
ya que esta, puede acabarlo
y se puede terminar con el respeto.
Es difícil convivir con este estira
y encoge, mas nosotros no juzgamos
a través del centímetro, si no
de nuestras acciones y reacciones,
de verdades o falsedades, de
expectativas y frustraciones.
Y ahora comprendo tus palabras.
“Una persona no se mide por su altura,
su peso, dinero, belleza
o algún título universitario.
Lo que convierte a una persona en grande,
es su honestidad, su amabilidad,
la transparencia de su alma
la manera de comprender a los demás,
ya que el amor y la amistad no se miden,
se valoran por la sensibilidad
de sus sentimientos.”
Sabes amor... ¡Ya sé quién eres!
Gracias por estar conmigo
y brindarme ese apoyo
incondicional… ¡TE AMO!
Magali Aguilar Solorza
(Quiet Night)
Sábado/Enero/10/2009 11:50 am
Autora mexicana