Pecadora, perdida o prostituta.
Mi canto se eleva en tu noche hambrienta
a besar tus pies, e incensar tu cuerpo.
Eres bella como el alba que nunca miras.
Llena de bondad caminas tus encantos
en el cibernético espacio de los mil consuelos.
Pasas sin ser vista con tu sed mendiga.
Mi alma te descubre como el relámpago al yermo.
Y siento tu lluvia en mi desnudez.
Mi verso se ovilla en tu santa mano,
en él yo te entrego mi gran corazón.
Te quiero, te amo, eres el tesoro de mi devoción.
Pero estoy vacío, no tengo un mendrugo.
Dejaré que pases, miraré tus pasos.
También, vida mía, yo soy pecador.