Voy vestido de poema,
voy calzado con mis sueños,
carnavales de Venecia,
antifaces de mis versos.
Y así me oculto, desnudo,
tan sólo mis pensamientos,
rinden su tributo al culto
de todos mis sentimientos.
Son los bailes de salón
los que danzan en mis letras,
que luego cambian al son
de una samba Brasileña.
Y desfilo por las calles
y me mezclo en las comparsas,
carialegres antifaces,
confundidos con las máscaras.
Son las rimas las que ganan
en asonancias marcadas,
ritualizando la danza
de mis poemas del alma.
Y por eso hoy me detengo
y vivo este carnaval
porque mi vida es un sueño
y mi destino es soñar.