Me acariciaba una ráfaga de viento...
era un suspiro salido de tu aliento,
el suspiro que me invitó a soñar
fue el hálito que me hizo enamorar.
Y quise elevarme a la cumbre más alta,
surcar el espacio, allende el mar,
caer en picada como una gaviota...
que hambrienta se lanza, queriendo pescar.
Buscar caracolas, jugar con las olas,
vestirme de algas, teñirme de sal.
La tarde que arde, rojiza, naranja,
me abrasa el cuerpo... hasta calcinar.
Y, pienso en tus ojos azules, de mar...
y, pienso en tu boca roja de coral...
y, pienso en tus rizos que ensortijan mi alma...
y, pienso en tus mejillas de percal.
Quiero sentir el abrigo de tus brazos
y, pienso en mis brazos, queriéndote abrazar,
estiro mis manos... tampoco te alcanzan,
en el horizonte no te logro hallar.
Te busco en las aguas profundas y quietas,
me topo con rocas y sílfides yertas...
ondinas que cantan y bailan inquietas,
atrapando burbujas que quedan en grietas,
en donde se esconden pulpos y almejas,
corriendo del peligro que las quiere acechar.
Me envuelvo en los musgos verdosos del agua,
me atrapan moluscos y quiero gritar...
pulmones henchidos, a punto de estallar,
retienen el grito...¡Oh Dios ten piedad!
Veo un barco encallado en arenas salubres,
te busco en sus ruinas de herrumbre metal...
Un pañuelo encuentro con tus iniciales…
igual al que un día me viste bordar.
¿Habrá otra persona que tenga tu nombre?
¿Será el pañuelo que yo arrojé al mar?
No quiero pensarlo...no quiero indagar...
quizá sea el lienzo de un pirata inerte,
que naufragó en el mar de la soledad.
Una angustia infinita se adhiere a mi mente,
el corazón palpitante quiere explotar.
Es tanto el deseo que tengo de tenerte...
que mi ser se impacienta hasta desesperar...
Ya quiero que zarpe el tan ansiado navío,
ondeando sus velas... se haga a la mar…
atracando en el muelle de arena bravía,
entierre sus anclas en la profundidad…
y te traiga a mi lado... para poderte amar.
Felina