¡OH!... mágico nombre.
¿Qué persona al pronunciarlo
no siente dentro del pecho
un volcán al escucharle?
¡Bush!..
La más pura esencia,
de historia en su rostro,
muy rara la cara,
la gente le ve.
¡Bush!..
Entre tu ganado,
tranquilo, encornado,
en bellas colinas,
de sus verdes prados,
dictando sentencias,
de muerte, de encanto.
Incline la tierra,
su mísera frente,
al omnipotente,
señor de la muerte.
¡Bush!...
Es dios de la guerra,
y del sur al polo,
su brazo tan sólo,
será el vencedor.
¡Bush!...
Bien segura tiene,
aquí la victoria,
sin riesgo ni gloria,
angelica faz.
Aquí gozaremos,
las grandes riquezas,
e insignes bajezas,
del Yanqui feroz.
Para Bush la gloria,
¿quién hay que lo estorbe?
rendido esta el orbe
á su alto “valor”.
¡Bush!...
Tu ley poderosa
el Mundo reciba,
agachemos viva,
la frente al señor.
Conclusión:
Le hirieron hijos de Alá,
con rabia y feroz delirio,
por el Islam el martirio,
así terminan los cirios,
entre los Bush y el Corán.
Autor:
Críspulo Cortés Cortés
El Hombre de la Rosa
28 de marzo de 2011