Habló la noche tejados que meditaban
habló el agua en la piel de los cristales
hablaron pasos colgados en el tumbado
hablaron los muebles antiguos
sus crujido de tiempo
habló la mano pesada del invierno.
Hablaron con los ojos, con los poros
con las yemas las presencias del aire
hablaron al unísono las siluetas del tiempo
y los rostros rayaron los espejos.
En el punto más profundo de su pozo
al principio con brisas
con ventarrones después y con tormentas
alguien más habló y habló.
Finalmente habló el silencio desde adentro
y todos los velos se rasgaron
los mundos rodaron con sus piedras
y sus átomos de alegrías y de penas
y ya nadie más le dijo nada
nunca.