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CON desvelos de MADRUGADAS

CON desvelos de MADRUGADAS:





Por largos silencios, es que se piensa en la mujer amada estando aun enamorado, sin que nadie comprenda nunca lo que se sufre y se puede llorar por dentro, cuando los sollozos ya no sirven para las penas del alma, ahogado y con un nudo de impotencia en la garganta, al querer decir su querido nombre, para ser tomado nuevamente en cuenta volteándome la espalda, para verte sentida y sinceramente, abriendo los brazos negados a eso que hasta ayer se llamaba espontáneamente, amor para vivir...,

Se logra a veces aguantar sin desfallecer en el intento, en la búsqueda de alivio con la fresca brisa de la mañana un instante para el dolor por la ausencia en los brazos, si con latidos tristes de un corazón herido reflejo en ojos del caído ansiedad y desesperación, rodilla en tierra santa a través de esa pobre alma que no descansa con el rostro oculto, por una verdad vivida que es sentida con soledad y olvido, mirando cada noche de reojo por la ventana del cuarto, buscando respuesta para una pregunta repetitiva, que nunca llega a ser vista escrita en el cielo, como un milagro de paz por misericordia divina de Dios para su hijo...,

Eternos por lo que aun se quiere, es que se va a la iglesia a rezar, como último recurso, haciendo la cruz dibujada en el pecho, frente al altar del Señor, mirándolo con banales esperanzas, mientras las lágrimas prosiguen su curso, corriendo a raudales hasta mi boca, porque ese dolor provocado por la ausencia con marcada nostalgia, no ha sido menor al tuyo padecido tardíamente en la distancia, si sabíamos desde un comienzo al daño por cicatrices abiertas a las que nos expondríamos, no queriendo notar nuestra presencia...,

Medito de este fracaso indeseado las huellas que deja en cada año perdido en la piel, por esos espacios vividos sin tiempo acotado de pasión, con esta desilusión acuesta de mi espalda, observando solo la imagen por sombra de un pasado recordado, que jamás desgraciadamente, será presente vivido, para aquellas dos personas ambles, que siempre se dormían abrazados a la cama, llenos del mutuo placer consumado, con un beso y una hermosa flor, sobre el cuerpo desnudo en reposo, no sin antes regalarse una sonrisa de satisfacción.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 29032011 06:15 PM.