En el resplandor azul del firmamento,
allí, donde nace el roció cada mañana,
en cada rosa, en cada soplo del viento,
en cada gota de la lluvia que me baña;
Entre las inmensas nubes blancas,
en los campos con aroma a brezo,
entre sabanas de seda y plumas blandas,
en las rosadas flores del cerezo;
Allí, en el lecho donde el sol descansa,
donde el ruiseñor no deja de cantar,
donde la luna de papel anda descalza,
allí donde el cielo se fusiona con el mar;
He guardado allí un perpetuo pensamiento
forjado entre dulces sueños e ilusiones,
con estrellas de colores en un tenue tiritar;
Es allí donde su recuerdo vence al tiempo
navegando entre poemas y canciones,
es allí, donde eternamente la he de amar.