Luis Antonio Osorio

DESGRANANDO EL TIEMPO... POEMA DE AMOR...

Tiempo, espacio... --segundos... minutos... horas...

Clavarme en tus besos, y dejar el reloj en stop...
Pasar los segundos por los callejones de la ignorancia
y dejarlos ahí, perdidos... y yo... en tu boca;
entonces seguro de haber detenido el tiempo empiezo
a desencadenar mi sentimiento:
  Razones de sobras hay para amarte,
bendecida mi alma por tenerte,
preciso amarte, hacerte recuerdo de cuadro presente
para inmolarte en las habitaciones de mi mente;
esparcido está el óleo en mis pies y mi alma,
en mi pecho y mi alma,
por el estallido de tu amor, es por eso que preciso amarte,
para estallar yo también... también de amor...

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Tiempo, espacio... --minutos... horas...

Jugando en tu cabello, transformado en brisa, ascendí,
toque con las yemas de mis dedos el vestido de las estrellas,
descendí deprisa por cegarme su brillo,
y al observar mis dedos, en ellos traía de las estrellas su amarillo…
Entre cuerdas de las cuerdas de una espiral
envuelvo los minutos, allá ellos, si se dejan asfixiar...
Ahora sin minutos prosigo:
Entonces yo, despertare eterno a tu lado, siendo siempre este día sábado,
mi día favorito, con un poco de su lluvia, esa que nos regala marzo,
este marzo que desde siempre será para siempre,
así como el amor de ella que a mi pecho con una mirada atina
de nombre fuerte, amada de labios, de mente... el amor a Cristina...

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Tiempo, espacio... --horas...

Besando tus manos, bajo el filo de mis labios... te observé...
Vi la brisa... vi tu sonrisa... suspiré...
ahora solo hace falta ofrecerle a las horas
el amor en pecado de los burdeles del tiempo, y engañarlas...
atraparlas bajo ese amor de vicio
y aprovechar su lentitud... su lentitud de hora…
Así pintare de gris mi mañana de sábado en marzo
y palpitare mi corazón de amor ahora sin tiempo,
recorreré por lo eterno tu mejilla morena,
hasta llegar dichoso al surco de tus labios
y diré te amo con mi voz apagada y el alma enamorada
y diré te amo sin preocuparme del mañana
ese mañana que dejo de ser, en el momento aquel
en que decidí que eras mía
y que te quería eterna por siempre,
por estos sábados que vendrán desde hoy bajo este marzo gris,
con sus lluvias pintadas en la imagen perfecta
de tu cuerpo y mi cuerpo mortal
que se mecen en el vals
de nuestro sentimiento inmortal...