Niebla, que envuelves al río
con tus abrazos inmensos,
con las gotas del rocío,
con el frío de tus besos…
Niebla, que cubres la luz,
que te usa como espejo,
fusionadas ella y tú
en un eterno reflejo…
Niebla, que al silencio callas
y le privas de sus ecos,
eres sábana y mortaja
de los bellos sentimientos.
Apártate de mi orilla
y eleva tu vuelo errante,
deja que luzca mi día,
no te quiero por turbante,
que ciegue mis pensamientos,
que navegan por mi río,
por el río de mis sueños…
y en mis sueños yo confío.
Niebla, ¡vete! No te quiero…
¿No ves que yo tengo prisa?
Esta tarde yo la espero
para vivir su sonrisa.