Siempre fui del repostero
El décimo de catorce.
A mi padre lo vi dos veces en mi vida.
Una cuando me quise marchar
Donde con una chuleta me mando para adentro de la casa.
Y la otra cuando me dio un dinero
Que yo iba a cobrar
A la casa de un inquilino.
Me dijo:
Usted ha sido un buen hijo.
A los tres meses despues moría.
Sorprendido me quedé con el sin saber que hacer.
Toda una fortuna para mi.
A mi madre la vi en muchos instantes.
Traté de abrazarla
De besarla
Pero ella era distante.
Mi padre era un vividor
Mi madre era extenuante.
Ella lo amó
Le tuvo mucho aguante.
Mi padre al parecer
Sabía quién era yo
Mi madre también.
Siendo ya viuda
Siempre me pedía que le cantara una canción de amor
Que la hacía llorar.
Por un posible amante
Que tenía en su imaginación.
Mi padre murió a los cincuenta y siete
Este año debo alcanzarle.
Mi madre no quería morir
Pero tuvo que sucumbir sin alardes.
La vi por última vez
Un dia antes de partir
Estaba resignada a entregarse.
La vida es como el ala de una mariposa
Que se posó en mi jardín
Una tarde.