El arte de caer no se aprende
ni se cultiva con disciplina,
tiene la simpleza de los azares
y vive envuelto
en la epidermis del vértigo /
en un parpadeo del tiempo
caen imperios con sus dioses /
cae el roble más alto /
la muralla más fuerte /
cae el credo y cae el amor.
El arte de caer no se hereda;
se nutre con pedazos de vida
como un collage existencial /
no requiere pentagramas
para su sabor a fracaso
ni se puede eludir
con una red de experiencias /
lo pesado sólo puede aspirar
a desempolvarse el espíritu
con el mentón paralelo al piso.