Oír el hostil hormigueo
de la lengua que irrumpe
el alboroto perturbado
que palpita dentro
del cuerpo,
gozar el fallecimiento
de los sentidos
perdiendo la razón.
se huye lentamente
extraviando los sentidos
que se fusionan con el aire
para sentir el deleite
de la convulsión
del éxtasis de un orgasmo