A TI, MUJER:
TUS OJOS...
Si tus hermosos ojos glaucos, miraran como me miraban en el pasado, cada amanecer de despertar en tus brazos, notando mi anhelada presencia con una sonrisa de blancas perlas sobre tu pecho desnudo, no sabes cuánto bien podrías hacerle a quien agoniza todas las noches, ahogado en su propio llanto de olvido, con el rostro oculto en un añorado ayer, por los espacios tristes habidos, sin tiempo nunca para el amor dedicado...,
Si tus hermosos ojos glaucos, hubieran hablado esa fatídica noche al mirarme por última vez, por las palabras precisas que tus labios de rosa supieron callar, mordiéndolos, hasta casi verlos sangrar en el momento más culminante de nuestras vidas, inmediatamente después de haberme escuchado por un instante prestándome toda la debida atención, cuantas cosas desagradables se hubieran evitado, al evaluar juntos, los errores de esta infeliz convivencia, que nos hicieron padecer en amarga soledad, para luego quizás, haber podido aplicar lo aprendido...,
Si tus hermosos ojos glaucos, fueran testigo de momentos, por recuerdos que despertaran de su letargo de desamor, porque se amaron como detalles amables encontrados un día, tomándonos las manos suavemente al mirarnos fijamente antes de besarnos apasionadamente, por querernos esperadamente, frente a frente y no como juez y verdugo de su verde belleza, por castigo, por haberme enamorado perdidamente de ellos, negándome hoy el haberlos besado, como solo besa un hombre a una mujer, cuando se enamora sinceramente con una flor en mano, arrodillándose a sus pies.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 31032011 08:30 PM.