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Mientras todos te lloran, yo te canto, amigo mío.
Que mi alma es de poeta, tú me dijiste una vez;
Por eso, no se de llantos ni se de flores para darte.
Pero de cielo y de inmensidades, siento y los se.
Me dijeron que te has muerto.
Vi mucha gente en tu casa.
Quise correr a abrazarte,
pero me quedé…contigo dentro de mí.
Quise llorar como a mares, gritar, sacudir el mundo,
Y entonces nació mi canto, inmenso...cual mi dolor.
Tú gustabas de la poesía:
signo de tu alma grande y buena.
¡Pero, Hombre! Solo querías que yo te las leyera;
Y cual a mimado niño, te daba el gusto y tú soñabas.
¿Qué soñabas, amigo mío? Acaso, el cielo, la eternidad.
En la escena del teatro yo te enseñé a llorar;
En el teatro de la vida, tú me enseñaste a callar.
Mientras todos te lloran, yo te canto, amigo mío.
Tu amigo el poeta canta; canta su llanto y nada más.