David Goya

ILUSION Y FANTASIA (David Goya)

I

 

Castillo de ilusiones

con muchos balcones

donde tus labios asomen,

una tierna sonrisa, de coral preciado,

y que junto a tu lado

la luna menguante

nos convierta en amante…;

y que un lucero errante

te de la noticia,

de la tierna caricia,

que guardo sin malicia

para tu cuerpo sagrado…,

y que al haberlo despojado

de todas las prendas,

el fuego de amor se encienda,

y por fin comprendas

lo mucho que te quiero;

y que si tanto venero,

tenerte conmigo,

escucha bien lo que te digo:

no quiero ser mendigo

de tus calidos besos,

liberta los presos

de tus húmedos labios;

no infieras agravios

con graciosos resabios…

Tu sabes que te amo,

en el silencio te llamo,

y al cielo reclamo,

que ablande tu pecho;.

para luego en tu lecho

dormir muy estrecho

entre tus brazos, sintiendo calor;

y en tu dulce amor

olvidar el dolor

que siempre me atormenta,

de verte contenta

a otro amando…,

mientras yo llorando

y casi suplicando

que no olvides loca,

al besar otra boca

el tormento de mi pasión.

Que al escuchar una canción  

recuerdes la ilusión

que en mi mente he tenido,

para que en cada latido

sientas mi amor; y escuches mi voz en cada sonido,

 

 

 

               II

 

Pero, todo es fantasía,

una loca tontería,

que mis manos escribiría,

para desahogar el corazón

de su loca pasión,

que no tiene sentido;

pero siempre a creído

en milagros como esos,

anhelando los besos

de la casta Diana…,

que su dulzura emana

inspirando el amor,

pero dejando el dolor,

de nunca tenerla

 quien llegue a quererla,

sintiéndose su dueño

en ese profundo sueño

del que no ha despertado…,

y al ver a su lado

que esta desolado,

el lecho umbrío;

sentirá, el terrible frío

que hiela el alma,

perdiendo la calma

al ver desecho;

la ilusión del pecho

que parecía real…

¡Terrible mal!...

sentir al despertarse

y luego acordarse

que nada fue cierto…,

“todo había muerto

en corto despertar”,

que vino acabar

el alegre momento,

en que estuve contento,

mis sueños realizando;

al ver, que me estaba amando

una pura y casta doncella;

no había como otra bella

en el sueño que tuve,

y por un momento estuve

fuera de la realidad.

 Fue como una maldad

que me hizo el claro día,

porque al despertar moría

la fantasía en mi pena…,

¡y al terrible recuerdo me condena!.