El anhelo guardado muy en mi interior
por poseer al menos un beso tuyo mi amor
es el que mantiene vivo a este pobre corazón
que se muere lento en esta desesperación.
Desesperación que nace por esta obseción
de comerte a besos, acariciar la ilusión
de hacerte mío un día cuando cae el sol
y romper esta triste imagen que guardo del amor.
Amor inconcluso, que nunca terminó
que se quedo varado en interminable oración
que busco afianzarse, quedarse con los dos
y solo se quedo esperando, asi como lo hice yo.
Yo, que te amé tanto, que te amo creo aún
que entregue en este cariño todo lo que soy
que te ame ya sin medida y sin pedir medición
que te ame ya sin cordura, con locura mayor.
Locura que sigue víva a pesar de que pasó
ya el tiempo desde entonces, y aquí sigo yo
recogiendo los pedazos del alma que dejó
regados en el camino este súblime dolor.