Encarcelado en el alma…
Prisionero del egoísmo,
Me obligas a vivir en el exilio de tus brazos y de los ajenos...
Por que me dijiste que no;
que amarte no podía.
Y me ataste a esa cruz,
que cada puerto repite la historia.
¿Esperanzas para que tener?...
Si se marchaba solo y alentoso
Y volvía cabizbajo con miedo de vivir.
Pobre amor que se engaña,
Muere desangrado por el miedo,
Ya no cree, ya no confía…
Teme nuevamente oír palabras como látigos de desprecio...
Ahora intenta encontrar complacencia en si mismo,
Que mentira tan vana,
Si el amor siempre es de dos…
Pobre de ese amor que me habitaba,
que se regalaba a todos,
Que confiaba a todos.
Pobre de el que lo enjaularon en mi alma
Le mostraron otra realidad…
¡el que ama pierde...el que ama llora!