(… a mi “mami”)
Parte de este hoy sigue siendo su mirada,
ventana donde asomarse a la vida para aprender a soñar;
aun su voz rompe mimosa el silencio
único eco que reconoce el interior.
Sus manos, suaves y temblorosas, buscan mi cara
para dibujar en ella la palabra ternura,
para dejar la huella indeleble del cariño de verdad;
manos que forjaron como paciente orfebre,
los momentos de la vida en lienzos de ilusiones,
que empujaron a las tinieblas la palabra temor
hija predilecta de la ceguera del tirano,
del ruin, del perverso, del infame traidor.
Su figura esbelta y su caminar pausado,
esperando, siempre esperando al cansado,
regalando el ánimo al que arrastrándose llegaba rezagado,
consolando al triste en su desdicha y en su tragedia amortajado;
repartiendo sonrisas secando con ellas lágrimas de pena,
abrazando sin cuidado, sin medida, dando todo por nada
dando la vida cubierta de fino terciopelo en una gota de ilusión,
dejando al desnudo la verdad, vertiendo en el alma un instante de alegría
dejando escrita y surcando en el aire la palabra emoción.
Su recuerdo sigue vivo,
porque su historia se hace viva en cada yo,
porque cada día llega con su carga de esperanza,
porque cada día lucha soñando con su noche,
porque junto a ella, dormido y tranquilo abandonado en su regazo,
comprendí que aceptar y superar cada fracaso es parte de la vida,
parte del camino que separa el orto del ocaso.
(Jpellicer)