¡Hermoso día, mi amiga calandria!
veremos cómo has venido de entonada;
trina mi bella, que la vida canta en ti
y el aire se llena con tus notas.
En la más alta rama del nogal añoso,
tu melodía pende y de allí ensayas cantares
con tus trinos de límpida alegría
y el encanto de música exquisita.
Trina mi bella, que la vida canta en ti;
es más azul el azul del firmamento,
se contentan las flores con tu silbo,
y brilloso se ve tu blanco pecho.
Déjame tu raudal sonoro y mañanero,
no te vayas aún que quiero oírte,
mientras cantas yo te haré una poesía
que quiera emular a tu belleza.
Trina mi bella, que la vida canta en ti,
en la sencillez de tu gris plumaje,
en el alborozo de tus notas nuevas
y en tu vuelo que ensaya una partida.
Pero sé que no emigrarás como los otros
y así cuando el sol despunte en la mañana,
volverás a cantar en mi ventana,
y yo le ofreceré este poema a tu simpleza.
Derechos reservados por Ruben Maldonado.
15-09-2009