Juan Carlos Luna Núñez

Tarde Virgen

La bomba absurda que llamamos

corazón, destila el odio en la sangre

y nos hace padecer del asnal sentimiento

que llamamos amor.

 

La tarde viene por mí y la espero

acicalado, peripuesto y gallardo; listo para

ser animal. Hasta que me asalta

el cariño que habita en su niñez.

Idiotizado en un beso, reprimo otra

vez el sexo.

 

Tiempo perdido más tarde, la dejo

marchar casi intacta mientras

 me consuelo con saber que esta vez

al menos alcancé a tocar sus senos.

Vuelvo al corazón y ahora entiendo

que por celos, matan y mueren los machos.

 

Es bueno contar con la noche; que es

cachonda y buena amante. Que siga virgen la

tarde hasta que encontremos la forma de

entretenerla más allá de las

seis y cincuenta y nueve.