Con impotencia contemplo las imágenes
que a diario me aporrean la mirada,
el caos ha rebasado los márgenes
de una patria por el odio devastada.
No hay dolor más fuerte que la injusticia
al ver un pueblo por las balas silenciado.
Hay poderes que no ven por la presbicia
de un gobernante que a todos ha comprado.
Pueblo con hambre no piensa es la verdad,
y eso lo aprovechan con éxito los gobernantes,
al someterlos por toda una eternidad…
a mendrugos que calman su hambre galopante.
Se necesita alzar mucho más la voz de ayuda
por esos hermanos que sufren lo indecible,
es doloroso ver que la maldad perdura…
¡Cuando hay un Dios para el qué nada es imposible!
María B Núñez