Por las calles de la soledad de su compañía
flotaste en la ingravidez de los sentimientos,
comulgaste con la neblina de las hipocresías,
perfeccionaste el disimulo al perder la calma,
y quedaste culpando un corazón estrecho.
Lloraras ese sentir de haber perdido
aquello que nunca ha sido tuyo,
añoraras lo que nunca has tenido
con la perspectiva que el tiempo otorga,
y nuevamente burlaras la verdad
porque el impostor eres tú y no ella.