“Hoy es siempre todavía”
(Proverbios y Cantares, VIII. Antonio Machado)
Te dejaste llevar por el Duero y sus alamedas,
por los roquedales de una sierra cenicienta,
por esa humilde tierra soriana pobre y lleca
transformada en paraíso en tus poemas.
Mantenías interminables diálogos
con ese Dios que, lejos de lo divino,
se te hacía más cercano, más humano,
y dentro de ti conversaba contigo.
En Collioure se quebró tu voz, Antonio mío,
filósofo trasnochado de verdades inciertas,
esa voz de maestro, esa voz de amigo;
gran amante de las cosas más tiernas.
¡ Antonio, Abel Martín, Juan de Mairena,
hoy todavía deambuláis por el Espino !
Os veo siempre cuando el frío cierzo platea
las otoñales hojas en los álamos del río.
Meditando en las tardes somnolientas,
vais abriendo nuevos caminos
sin mirar nunca atrás y sin daros cuenta
que yo, poetastro, vuestras huellas sigo.