Ángel de mi guarda,
me enseñaron de muy niño
una pequeña oración
con la que hallé tu cariño.
Eres mi mejor compañero.
No me harás desfallecer.
Siéntate. Estamos en la luz
de mi nuevo amanecer.
No hablemos de la muerte,
ella ya tiene bastante.
Hablemos de la vida,
de mi alborada flamante.
Amanece y veo llegar
la belleza en la jornada.
Es que me hace feliz
cada sueño de alborada.
Hoy te invito a caminar
por los senderos del cielo,
Para encontrar en la tierra
el amor que tanto anhelo.
Ella está entre las estrellas
y también le pide a Dios,
para mí una bendición
y nunca me dijo, adiós.
Comenzaremos de nuevo
con la fe como velamen.
Ángel de mi guarda,
Ella quiere que me amen.