Él no sabe...
que en silencio yo lo amo
y cuando pronuncio su nombre
mis labios convulsionan...
en espera de ese beso
que nunca él me ha dado…
Y es tal mi delirio...
que mis ojos brillan
como las estrellas
que en el eter rielan.
Él no sabe...
que me quedo sin aliento
cuando exhalo ese suspiro
que se lleva el viento,
para quedar disperso
en lo añil del firmamento.
Él no sabe...
que en mis sueños yo lo veo
y al despuntar la aurora
el rocío de las flores
mi sed calma.
Él no sabe...
que lo llevo
dentro del pecho,
adherido
a las fibras de mi alma.
Él no sabe...
de mis ansias y desvelos
y del clamor
que hay en mi corazón,
por querer
sentirlo dueño de mi amor.
Él no sabe...
de las lágrimas que afloro
y del cansancio
que se postra aquí en mi lecho…
cansancio que me agobia y aniquila,
por ver transitar todos mis sueños
que en su peregrinar forman una fila,
que se desgrana lentamente
cayendo en lo escabroso del abismo.
Él no sabe...
que es el dueño de este tormento,
de tener que ahogar el sentimiento
del amor inmenso que por él siento.
En un grito que se queda en el silencio
y se agazapa en las sombras del hastío.
Él no sabe...
que si no lo estoy amando
mi vida carece de sentido.
Felina