Alexander Vortice

CON SAL Y HUESOS

Áspero afán, llavero de plata,

sal en la columna vertebral,

silla rota bajo la mesa oscura,

simulación de vida en los entierros,

huesos de ratas y bilis de emociones

próximas al verso que bate palmas…

 

Con sal y huesos venimos al camposanto.

He existido porque los dioses murieron

y el TODO quiso para mí lo que yo quise

para ti en el momento en que visualizaste

el hogar lúgubre donde descansa el tormento.

 

Jamás y para siempre

-hija de mi orgullo inexperto-

podrás recorrer con tu túnica de ensueños

este camposanto donde los arcángeles

son mármol de férreos sentimientos.