Mientras te eriges en soledad
Habiendo llegado hasta la cima
Despojando los rastros de maldad
Tantas cicatrices llevas encima
Si ni el fuego logro quemarte
Y en el desierto no desfalleciste
Si ni los mares han logrado ahogarte
Pues tu esencia es la que persiste
Te has deshecho de los lastres
Que a tu alma iban dejando vacía
Apegado a tu tan amado arte
Derrotando a las sombras con poesía
No hay más que escalar del monte
No hay otra envestida hacia la victoria
Te encuentras ahora en el horizonte
Sintiendo a la paz como tu única gloria
Con tu espada, que ha quedado quebrada
Pero sin necesidad de un nuevo corte
Tu escudo en pedazos, reducido a migajas
Pero ya no necesitas defensa ni soporte
El lobo ha llegado a alcanzar la luna
El aullido de triunfo tan aclamado
El brillo en la noche, entre la bruma
Destello de conquista en tono plateado
El verso escrito en garabato perfecto
El que no está atado a ningún papel
El que se puede decir sin ningún dialecto
El que recita el mañana, el hoy y el ayer
La combustión de flamas que incinera al fénix
Para hacerlo nacer sin los defectos pasados
Volando hacia el sol, sin ser incinerado
Para brillar en el cielo, opacando a los hados
La última línea que ha cerrado la historia
Punto final y a renglón seguido la firma
Un suspiro que trae brisa compensatoria
Al haber tenido siempre la misma consigna
Sombra solitaria en el claro de noche
A las orillas del río de las ilusiones
Bebiendo del agua de las fantasías
Cumpliendo sus sueños sin objeciones
El mañana no traerá una nueva batalla
Clavado en la tierra el radiante estandarte
El grito de guerra que a los miedos acalla
El ultimo sonido antes de la paz perdurable
De carmines y platas los tornasoles
Dando la bienvenida a los campos elíseos
Al individuo que soportó los fulgores
De los más despiadados hechizos
Han cambiado las armas por canciones
Baladas de seres etéreos y plomizos
Dando la bienvenida a los cazadores
Al que los lobos consideran su paraíso.
Andrés Ruiz H.