Pequeñas palabras escondes debajo de las sensatas rocas,
No sé los diminutos motivos que lo ocasionan, ni quien las ve.
¿Serán los viajeros del ayer o los socorristas del porvenir?
Y aun así aprendí lo adstrato, la rigidez del querer, lo ciego de tu sombra
Porque me enseñaron a valorar el excremento del aire,
Sin importar la caída del plumaje.
Con el dulzor de tu pelaje todo siempre fue más importante
Que la luz del día, más que el calor de la energía:
Te busque, te encontré y como me enseño el ojo de la luna
te observe sin parar, sin decir nada el silencio era mi cómplice.
Te halle con el susurro de tu suspiro
Entre las hermosas alas, en el duro caparazón, por supuesto debajo del mineral,
Todo se veía extraordinario, todo…
Pero se sentía la inseguridad del amor, tal vez eso decía el temor;
Solo quería que las pequeñas palabras se vieran en el soñar de mi cielo.