El alba se asoma por mi ventana,
sus suaves rayos azulados
me acarician delicadamente.
La vida empieza fuera,
el camión de la municipalidad
llegó a recoger la papelera de reciclaje.
Doy un vistazo, que hombre más apuesto
es el camionero,
un cuerpo con una musculatura de sueño,
me quedo admirandole un momento,
me parecio ver una ligera sonrisa
iluminar su rostro muy ameno.
Tengo frío, me incorporo
en el plumón bien calentino,
no tengo nada pendiente
me quedo un poco más
en este nido acogedor.
Creo que cerre los ojos.
una delicioza paz me envuelve
en su manto,
el calor se hace más intenso
siento un agradable hormiguero
en todo mi cuerpo.
Se hace más fuerte,
penetra cada poro de mi piel,
me excita,
dedos sedosos cual
alas de maripos corren
dibujan, palpan, buscan
una entrada.
Me estan invadiendo mis
partes privadas,
no me muevo que no se paren,
si es un sueño es simplemente
delicioso.
A las manos sigue la lengua
insistente, provocadora
se enreda, se tuerce
penetra, se desliza
rodea,
me vuelve loca.
Perlas de sudor rodan
caen en gotas de sangre
en el suelo
me mordi la lengua
para no gritar de placer.
Gemidos van aumentando
el ritmo se acelera,
mis labios sienten su boca golosa
mordiendome
sorbiendo cada gota.
Ya no puedo resistir
suelto un grito de extasis
que se ahoga en su boca.
Los orgasmos se siguen
cada vez más intensos
con aromas embriagadores.
Estoy totalmente empapada,
cada parte de nuestros cuerpos
encaja la una con la otro
en melodías armoniosas
en movimientos vibratorios,
una danza ethereal, sublime,
el paradigma de la felicidad.
Merche DemBar
5.4.11
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