Y soñé, con la vida y con la muerte;
y abrí los ojos, en una oscuridad infinita;
y supe que era el filo de mi suerte;
y tu estabas ausente...
Y soñé, que me pisoteaban,
las patas de los caballos sin jinetes,
y soñé, que me desgarraban;
y tu estabas ausente...
y soñé, una y mil cosas;
tratando amada mía de verte;
fue como una paradoja;
y tu estabas ausente...
Y soñé, la verdad dura,
y abriendo los ojos, logre encontrarte;
acostada en mi regazo, como pendiente;
y tu estabas ausente...
Y soñé, y llore,
el dolor de tenerte,
fría, impávida, inconsecuente;
y tu estabas ausente...