Alexander Vortice

CUATRO GATOS

Baila el brillo interminable

de los ojos opacos del sol

sobre los montes donde fui ciego

de todo lo que los hombres

me intentaron imponer

con sus manos

de homicidio involuntario.

 

Será en el norte y posiblemente

en invierno, cuando los cuatro gatos

que habitan en mis funestos sueños coman

pan verde y egos de novecientos besos

inacabados; será lo que dijiste cuando mi mano

tembló, ruinosa de caricias y nalgas,

de amables mujeres líricas.

 

Baila el discípulo de la muerte

como si fuese un vértice de oro devorado

por las uñas de los gatos irreverentes.