Millz

En el Campo. . .


 

El cielo se fue cerrando

El azul celeste se desvaneció

La luz, cual espada hiriente,

Repentinamente, lo atravesó.

Los sauces, descontentos

Agitaron sus largas cabelleras.

Sus troncos se ladearon

Con el remolino del viento.

 

Una estampida allá arriba

Alborotó el gallinero

Bailaron los trigales,

Su danza de oro y vida

Y hubo que acallar los perros.

 

Las nubes, dibujando monstruos,

Amenazantes, enceguecidos,

 En su devenir tortuoso

Se devoraban el campo

A la luz de un refucilo.

 

Y algún hueso vacuno

Perdido en la lejanía

De los truenos al arrullo

Lumínicamente anunciaba:

¡Cuidado! ¡Se viene, la luz mala!

 

En la tarde ennegrecida

Se cerraron las ventanas

Las velas, pronto encendidas

Atrajeron los  fantasmas.

Y por la claraboya abierta

Cayeron las primeras gotas.

 

Pronto, los techos de zinc

Comenzaron el concierto

Que diluyó la zozobra

Y el campo se fue a dormir