El Hombre de la Rosa

LA CUNA

No he dejado de pensar

sobre esta vida

y blanqueo mi alma

y mi conciencia,

aún sabiendo que nada

yo guardaba,

en la elipse doliente

de esa ciencia.

No llores, como lluvia

salada de amargor,

haz que la congoja

se aparte de tu ser,

arrincona en tu casa

el desvarío,

de tu experta

quimera del saber.

Aller estuve ciego

y vi las sombras,

revoloteando en efluvios

del afecto,

que sublime seguirá

el destino,

que sature la avaricia

del candor

y regrese a ser padre

de mis hijos.

Estos versos de cuna

y de cariño,

dormitan en los brazos

de mi gente,

hasta que despierten

la gala del calor,

entre escuelas y halagos

de entenderles.

Razones tiene la mano,

que a un hijo

Mece en la cuna.

 

Autor:

Críspulo Cortés Cortés

El Hombre de la Rosa

08 de abril del 2011