De paso todos estamos
caminando por la vida
y andando observamos
que la muerte, la evidente partida
a todos nos llega, advertida o inadvertida
cuando un ser querido nos abandona
desconsolados lloramos amargamente
y en la vida la muerte nos aprisiona
con recuerdos que se instalan en la mente
y ausentes rechazamos la luz presente
los lamentos son un cementerio
la melancolía es una losa
y la tristeza es el cautiverio
del corazón, su sepulcro, su fosa
que de la alegría de vivir te desposa
no volverá el pasado
por mucho que uno llore
ni están los allegados
en tumbas, aunque allí les implores
y les des los mas sinceros honores
eterna es el alma
y el cuerpo es perecedero
y la verdad nos libera, nos calma
acercándonos a lo imperecedero
la luz del único Dios verdadero
hay muchos que viven muertos
cegados por efímeras relaciones
y la fe la ponen en lo incierto
con sus absurdas proposiciones
que no son mas que oscuras convicciones
¿ acaso es el cuerpo mas que la vida?
¿ acaso hay vida en el amargo lamento?
si tu fe a la muerte esta prendida
aunque vivas, la muerte es tu sustento
y muerto, a la verdad no estas atento
quien verdaderamente ama
ve en la muerte la partida
y alegremente derrama
luz y armonía, perfecta y sentida
viendo que el alma es la señal de la vida
un cementerio no es un campo santo
¿ acaso el santo te tumba y te espanta?
al contrario, te alumbra, te aguanta
y de la tumba del insensato llanto
te aparta, y a la eternidad te levanta
con el trascendental canto
de los nombres de Dios que santos
te estremecen con un profundo llanto
que divinamente, te cuida y te amamanta