Una vida se apaga una estrella se enciende
Una flor se marchita una estrella fugaz
Rompe la oscuridad del la noche.
La vida sigue girando , la existencia de los seres
Es como un suspiro del tiempo.
Una lagrima suspendida en el recuerdo
Y el olvido querrá ganar espacio
En los rincones del alma.
En la madrugada de un día cualquiera
El tío Efraín, el de los recuerdos de infancia
El que preparaba dulce de guineo con leche en polvo y quesoy que nos llevaba al estero Salado
A enseñarnos a nadar
Y luego de aquellas nos repartía su manjar
Que hoy nos sabe en el recuerdo a manjar de los dioses
Sazonados con caricias de recuerdo.
Hoy, el tio bombero, siempre sonriente y dispuesto a todo.
Hoy, el tio ebanista, con manos teñidas de laca
Y con color de dulzura
Nos regalo su última sonrisa y su alma levantó vuelo.
Duele , saber que murió solo, que nunca tuvo novia, que nunca tuvo esposa,
Que en su timidez solo engendró nostalgias , pero que siempre estaba enamorado de sus vecinas
Que nunca siquiera una mirada le regalaron.
Ay tio Efraín , nos dejas el peso de sentirnos culpables,
Porque poco estuvimos con tu vejez,
Ay, tio Efraín , toma hoy de estas manos estas letras
Sombrías, es todo lo que te he dado, perdóname el olvido
Perdona la indolencia, perdóname el silencio
Que es todo lo que yo supe darte.
Pero siempre te tengo en mis horas calladas
Cuando en mi afloran los recuerdos queridos.