meridiano
¡Y mi soledad se la llevo el mar!
En la hoya de la ola escuche su acento.
Lejano se oye del ave el cantar
de soplo sonámbulo aire falaz
que deja en la playa aroma de paz
y espejo de aurora en su dormitar.
Su cellisca que bronceando al viento
por las noches es reflejo de estrella
aprovecha la musa hacer un cuento
o salitra una poesía bella;
como la mar que refresca tu aliento
testimonio rozagante de aquella
catarata deslumbrante y salobre
con sepias y calamares de cobre.
Dr. Rafael Mérida Cruz-Lascano
“Hombre de Maíz” 2009