Una luz parece evaporarse
de lo más profundo de mi interior,
con cada movimiento oscilante
del péndulo de un reloj.
Como una esencia apenas visible
pero que persiste
en la penumbra de mi habitación,
donde soy como el aire
que se filtra por la ventana,
unas veces helado
otras veces cálido.
Convencida, que la vida me sonríe
intento no escuchar el sonido del péndulo
que atraviesa mis sentidos
y penetra en mis oídos.
Recordándome…
que con cada movimiento oscilante
mi tiempo se agota.
Como el ímpetu de las aspas de un molino
es mi fuerza interior,
entre sombras
y la penumbra de mi habitación.