Hoy mis pies ausentes y cansados,
no volveran a caminar tus valles.
Ni seguiran tus pasos por las calles
olvidadas de nuestros años pasados.
Esos que en cada olvido marcaron,
el sentir triste de tu joven alma
y hoy atormenta en la pacible calma,
el rostro por el cual muchos te amaron.
Se que reprocharte cosas tan tuyas,
es tan bajo, frio y tan despiadado,
que es preferible que te escabullas,
entre senderos del camino andado,
pues aunque al amor veloz le huyas;
seguirá en tu recuerdo olvidado.