WCELOGAN

Mis poemas..Y uno favorito...



Miro, mirar con sumo hastió

Procreando dudas,

Mirar prostituyendo los versos,

Mirar sobre cuclillas sobre las miradas,

Y no es que mire hasta alcanzar

La hipocresía de los que no miran

Ciegos con sus ojos abiertos,

De frases entrecortas,

Ásperas contrapuertas

De las ilógicas de los egos.

Es transitar entre lo intransigente,

Menearse y quitarme la ironía,

De las manos, de los ojos, de la piel,

Rebuscarme  y perderme entre acertijos,

Resbalarme al cieno vodevil de la vida,

Ufanarme de ser grande entre ignorantes

Y alcanzar la estupidez,

la magnificencia

  De los caprichos.

Y regalarme al ego y arrobarme

En las falsas zalamerías

Cuando  despierte de los sueños

Mirando de reojo, fisgoneando

Y decirme apocado…

¡Maldición!

Aun no llego a la perfección

Pero aquellos tampoco.


Autor:WCELOGAN

 

Marginarse al estupor de lo cotidiano

Y merendar hasta atiborrarme

Alcanzando en las letras

Ostentar los detalles

Minuciosamente hasta delegar

 Un asombroso cumplido

En los reglones de mi poemario,

Con ese olor a nuevo

Que tienen las cosas inexploradas

Y saciarme bebiendo en sus tintas

Lo profundo de su esencia.

Encandilarme libertino

Sin ser corrompido ni copia

Forjar la cualidad de mi propia alma

Y transcender fronteras  

Prevaleciendo mi talento.

 

Autor:WCELOGAN



 

Cansancio

Cansado.
¡Sí!
Cansado
de usar un solo bazo,
dos labios,
veinte dedos,
no sé cuántas palabras,
no sé cuántos recuerdos,
grisáceos,
fragmentarios.

Cansado,
muy cansado
de este frío esqueleto,
tan púdico,
tan casto,
que cuando se desnude
no sabré si es el mismo
que usé mientras vivía.

Cansado.
¡Sí!
Cansado
por carecer de antenas,
de un ojo en cada omóplato
y de una cola auténtica,
alegre,
desatada,
y no este rabo hipócrita,
degenerado,
enano.

Cansado,
sobre todo,
de estar siempre conmigo,
de hallarme cada día,
cuando termina el sueño,
allí, donde me encuentre,
con las mismas narices
y con las mismas piernas;
como si no deseara
esperar la rompiente con un cutis de playa,
ofrecer, al rocío, dos senos de magnolia,
acariciar la tierra con un vientre de oruga,
y vivir, unos meses, adentro de una piedra.

 
 Oliverio Girondo