Camino perdido, triste
y solo en la noche helada.
Peleo a mano desnuda
contra lobos y fantasmas;
los lobos muerden mi carne
y los fantasmas mi alma.
Cuando exhausto me recuesto,
entre batalla y batalla,
tu música tibia siento
y tus caricias me calman,
como fresca agua de fuente
para mi boca cansada.
Difícil no confundir,
entre mirada y mirada,
entre caricia y caricia,
en cada noche pasada,
entre consejo y consuelo,
de nuestro amor la calaña.
Voluptuosa y sensual,
mujer, amiga, hermana;
es el eco de tus pasos,
como música lejana,
que confunde mis sentidos
y que seduce mi alma.
No sé si nuestros caminos
convergen o se separan
pero juntos o a lo lejos
jamás podré olvidarla:
tu presencia generosa
de amiga, mujer y hermana